Thursday, January 25, 2007

De sombras largas y otras historias fantásticas

Este invierno fuimos de paseo a las montañas heladas, allá donde nunca sale el sol y en las que dicen que magos y duendes mueren de frío : los pirineos. Fuimos a disfrutar del frío, la nieve y el hielo, y a ver si encontrabamos fantasía y aventura.

Al llegar decidimos pagarle a un aldeano para que nos enseñara la tradición legendaria del esquí. Jaques el mil bajadas, como lo conocen en su aldea, lleva más de treinta años enseñándole a las nuevas generaciones su saber, tal como se lo enseñó su padre, a quien se lo había enseñado su padre, a quien... creo que ya quedó claro. Todo a través de la más pura y bella tradición epírica oral.

Nuestro maestro vestía un traje tradicional rojo símbolo de la paciencia. Y vaya que le hizo honor a su código pues no sabíamos ni ponernos los zapatos.

Fuimos unos viejos lobesnos del mar helado y tras varias (muchas) horas de esfuerzo y sentones, logramos entender de que se trataba esta nueva danza, y empezamos a estilizar nuestros movimientos:




Al día siguiente regresamos con los verdaderos lobos sagrados, viejos piratas del mar abierto: mi papá y mi tío.
El tío nació con los esquís en los piés,

Mi papá también nació con les esquíes en los pies pero se los quitó por más de treinta años y ese día tuvo algunos problemas para volvérselos a poner (digamos que hubo confusiones tecnológicas).


Finalmente los viejos marineros zarparon, y unos con más destreza que otros, se deslizaron sobre las blancas nieves...

Nostros los observamos desenvolverse en su medio ambiente.


Cabe decir que tuvimos progresos gigantescos y que al final del segundo día logramos bajar pistas que le erizarían los pelos a más de uno. Fuimos al límite, al nivel máximo de riesgo y atrevimiento


Tras dos arduos días de deslices, decidimos descansar haciendo una travesía por lagos y montañas encantados.


En algún momento creí alucinar, pues estaba ahí, enfrente de mí, un pequeño duende reposando y admirando el hermoso paisaje que lo rodeaba.


Más adentro del bosque helado, los alegres leñadores nos contaron sus alegres aventuras: "cómo cortar un árbol a seis brazos".


Los ríos nos contaban sus malestares para seguir siendo agua, e impedir que el malévolo hielo los invada e inmovilice...


Mientras las más fantásticas criaturas salían del bosque a tratar de asustar a los intrusos.


Siempre seremos muy felices en el maravilloso país de las sombras largas.


País en el cual seguramente dejamos nuestra huella. Aldeanos, monstruos, elfos y demás entes fantásticos se acordarán de la familia que llegó para nunca más irse.


Fin